Te presento la pizza congelada en sartén. Este es el resultado final.
Pero, ¿cómo he llevado a cabo esta maravilla de la técnica? Atento a los pasos.
- Parte la pizza en, al menos, dos mitades. Para hacer esto puedes o bien esperar a que esté medio descongelada para cortarla con el cuchillo o bien hacer un pequeño corte en el borde y romperla. Asegúrate de que los trozos cogen en la sartén. Y ante todo, trata de no cortarte.
- Pon el trozo más grande como base y el otro como tapa, con el contenido de la pizza hacia dentro. Si tienes queso a mano (especialmente queso rallado), mételo entre los dos trozos para que ligue mejor.
- Pon el fuego al máximo y echa un poco de aceite en la sartén.
- Cuando esté caliente, pon la pizza con el trozo más grande hacia abajo.
- Deja que se dore un poco y dale la vuelta con mucho cuidado para que no se te caiga nada.
- Cuando esté ligeramente dorada esta parte también, baja el fuego o bien a la mitad o bien al mínimo (dependiendo de la inercia de tu cocina). Ponle una tapa a la sartén.
- El relleno se irá calentando lentamente de esta forma. Asegúrate de dar varias vueltas a la pizza para que lo haga uniformemente por ambas partes.
- Es interesante que aprietes de vez en cuando la pizza para ver si el relleno sale y si el queso está fundido. Cuando empiece a hacer esto no la retires inmediatamente, espera unos minutos más.
- Saca la pizza de la sartén y ríete sonoramente de los dioses.