martes, 2 de abril de 2013

La madurez... y la MADUREEEEZ

Llevo muchísimo tiempo dándole vueltas a lo que significa madurar y es ahora, después de haber sufrido la influencia de obras como Chūnibyō Demo Koi ga Shitai!, Fahrenheit 451 y haberme vuelto a ver un buen trozo de Amélie (una de mis películas favoritas) cuando por fin me he decidido a cristalizarlo en un post. Empezaré hablando sobre el tema haciendo una pregunta muy básica: ¿En qué consiste madurar?. De buenas a primeras a mí se me ocurren dos opciones:
  1. Dejar de ser un niño: Si bien es difícil definir lo que significa "ser un niño" de forma precisa, todos tenemos una concepción más o menos clara de qué actividades son características de ellos. Los niños juegan, tienen una imaginación desbordante y son, en la mayoría de los casos, completamente sinceros. A los niños no hay nada que más les disguste que las restricciones, sobre todo cuando son arbitrarias y no se aplican en todas las situaciones (un niño tendrá serios problemas, por ejemplo, al tratar de entender por qué no puede decir delante de su tía lo mal que le queda el vestido que se compró la semana pasada cuando sus padres lo hablan continuamente a sus espaldas). En tal caso, atendiendo a esta definición, un adulto (entendiéndolo como alguien que ha madurado) será una persona que haya abandonado la forma de actuar que tenía de niño. Según este punto de vista, los adultos no juegan ni imaginan (a no ser que sea parte de su trabajo hacerlo); y desde luego no son sinceros (volviendo al ejemplo de antes, los padres del niño confuso nunca le dirán a la tía del niño que tiene un vestido horroroso, aun cuando esta persona pida explícitamente su opinión sincera). Y, por supuesto, los adultos que han madurado de este modo se dejan restringir por reglas arbitrarias, que en este caso son aquellas marcadas por la sociedad: no vestir, hacer, decir o incluso pensar algo que no esté ampliamente aceptado y bien visto por la sociedad para así mantener el apoyo de sus congéneres (lo cual enlaza de nuevo con el tema del vestido horroroso de la tía y la posible reacción negativa de la misma ante la gente que opine que ha comprado un vestido bastante feo. Es un vestido hipotético tan horroroso que me ha servido como ejemplo en tres ocasiones).
  2. Desarrollarse como individuo: Este punto de vista estaría prácticamente contrapuesto al anterior. Según esta definición, el niño no dejaría de pensar o actuar como un niño por el simple hecho de que esto estuviese considerado como "adecuado" por otras personas. Este proceso de madurez es más complejo y diferente para todas los que lo experimentan; pues en este caso el niño no se deja guiar por los dictados de la sociedad y en su lugar se comporta como considera adecuado. Así pues, un adulto que ha madurado de esta forma juega si quiere hacerlo, imagina si quiere hacerlo y no es insincero solo por mantener una buena imagen ante otras personas. El adulto que ha madurado de este modo se ha vuelto una persona única con una forma de pensar diferente, lo cual en muchas ocasiones lo separa de sus congéneres (pues no está entre sus máximas prioridades agradarlos).1

¿Qué le dirías a tu tía si la vieras con este vestido?

De este modo, cuando llegamos a cierto momento de nuestras vidas (no necesariamente coincidente con el fin de nuestra niñez fisiológica o de nuestra adolescencia) se nos presenta esta decisión (también conocida como "THE CHOICE"). Es una decisión bastante dicotómica: o decides agradar a la sociedad y empiezas a comportarte como ellos o decides agradarte a ti mismo y te comportas como tú consideres adecuado.

Naturalmente no es tan tajante, no creo que alguien sea capaz de anularse a sí mismo completamente, del mismo modo que nadie es capaz de ignorar de forma absoluta lo que piensan los demás porque al fin y al cabo somos animales sociales. Sin embargo, tampoco creo viable tratar de establecerse en un término medio intentando agradar a la sociedad y a uno mismo, más que nada porque en múltiples ocasiones va a haber un conflicto de intereses; y en un caso como ese, si decides agradarte a ti mismo corres el riesgo de decepcionar a la sociedad, y si decides agradar a la sociedad corres el riesgo de quedarte con cargo de conciencia por no hacer lo que creías conveniente. Esa clase de términos medios solo pueden llevar a frustración, y a vestidos terribles no criticados o tías compungidas por tener un gusto horrible.

En una lengua que solo tú puedes entender, Yaldabaoth te pregunta si te ha gustado el vestido de tu tía.

Antes de que alguien trate de tirarme una tostadora a la cabeza, he de defenderme diciendo que no considero que ninguna de las dos formas de madurar sea verdaderamente mejor que la otra de un modo absoluto, y ambas tienen aspectos negativos bastante evidentes. Así pues, si decides agradar a la sociedad vas a vivir una vida más fácil (no solo porque tendrás más apoyo, sino además porque tu propio organismo premia los comportamientos sociales ), pero para ello vas a tener que renunciar en buena medida a hacer y pensar las cosas como quieras. Por el contrario, si decides agradarte a ti mismo tendrás un control mucho mayor sobre tu propia vida, pero también es bastante probable que desagrades a la sociedad, lo que te dejará con menos apoyo y hará más probable que acabes solo (lo cual puede tener efectos más serios de los que la gente se suele imaginar). Y, obviamente, si decidieras decantarte por una solución intermedia podrías acabar sufriendo los efectos negativos de ambas cosas. Vamos, que estás jodido de todos modos. La diferencia está en qué priorizas.

En fin, como ya me está quedando una entrada bastante extensa y creo que me he repetido en un par de puntos doy mi exposición por terminada; no sin antes citar una frase de una película que aún no me he visto:
This is your last chance. After this, there is no turning back. You take the blue pill, the story ends, you wake up in your bed and believe whatever you want to believe. You take the red pill, you stay in Wonderland, and I show you how deep the rabbit hole goes. Remember: all I'm offering is the truth. Nothing more.

1.: Que conste, yo no estoy diciendo que para ser tú mismo tengas que subirte al pico del Kilimanjaro y vivir de forma ascética sin comer nada que no sea helado de nieve; vas a tener igualmente relaciones de toda índole con gente afín a ti, pero como vas a resultar más extraño a los ojos de la sociedad va a haber menos gente que se considere afín a ti y, por ende, menos personas con las que puedas interactuar. Si alguno de los que lean esto ha sido el "bicho raro" en el colegio sabe perfectamente de qué estoy hablando.